Cuando los niños y niñas desarrollan la capacidad cognitiva de la lectura, se acostumbra a olvidar la parte social de la lectura. Es quizá la parte social el mayor, el más poderoso estímulo para fomentar la lectura. La lectura puede ser para disfrute personal, pero también puede generar vivencias compartidas.
Para que la lectura sea una vivencia emocionante, los adultos también tienen que gozar de esa experiencia. No vale situarse en el rol de "educador/a sabio/a", eso no es compartir. Hay que sumergirse en la historia y disfrutar.
Los niños y niñas aprenden mucho leyendo en voz alta, pero leer en voz alta no es fácil (haz la prueba). Si le pedimos eso a los niños/as, probablemente se desmotivarán o les costará seguir la historia. Haciéndolo a turnos o tomando la persona adulta la iniciativa, ambos siguen la narración.
Escuchar una lectura en voz alta fomenta la atención; hace falta una gran capacidad de atención para seguir una historia leída por partes.
Se necesita tiempo, sí, pero hay muchos huequecillos de tiempo en nuestra vida. Nosotros encontramos nuestros huecos en el transporte público. Siempre se encuentra tiempo, si se sabe buscar.
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